Bad Bunny agrega una tercera función en RD y desata debate por logística, según Gamal Hache
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Bad Bunny sorprendió a sus seguidores en República Dominicana al anunciar una tercera función en su concierto local, pero este movimiento también ha generado críticas sobre la planificación y la logística. Según el promotor Gamal Hache, la demanda es asombrosa, pero algunos aspectos organizativos están en el centro de la discusión.
La sorpresa de la tercera función
La noticia de una tercera fecha fue anunciada tras el éxito de las primeras dos, lo que demuestra que la demanda para ver a Bad Bunny en su país natal sigue siendo muy alta. Muchos fanáticos celebran la decisión, ya que tendrán una oportunidad más para disfrutar su show en vivo, mientras que otros la ven como una estrategia para maximizar ingresos ante una venta explosiva.
Dudas logísticas según el promotor
Gamal Hache, promotor responsable del evento, ha admitido que la organización no ha sido sencilla. El cambio de aforo, permisos y tiempos de montaje son algunos de los puntos más delicados. Además, ha señalado que coordinar tres conciertos con pocos días de diferencia implica un desgaste operativo enorme, tanto para el equipo técnico como para las autoridades locales.
Impacto en la experiencia del fan
La falta de una logística sólida podría afectar la experiencia de los asistentes: desde demoras en accesos, hasta problemas de seguridad o de transporte entre entradas y salidas del recinto. Algunos fans han expresado su preocupación en redes, preguntándose si la organización estará a la altura del reto de tres presentaciones consecutivas del artista.
Lo que podría venir después
Si todo sale bien, este tipo de “tours extendidos” podría convertirse en un nuevo modelo para artistas en República Dominicana.
En caso de fallas, la reputación del promotor podría verse afectada y los fans estarán más atentos a futuras promesas.
También hay potencial para que otras figuras latinas sigan el ejemplo, aprovechando así una demanda local fuerte.
Reflexión final
La tercera función de Bad Bunny en República Dominicana es una prueba de su inmenso tirón popular, pero también un desafío para los organizadores. Gamal Hache advierte que planear este tipo de eventos va más allá de querer complacer al público: requiere recursos, logística y una estrategia clara para que todo no se convierta en un caos. Si lo hacen bien, esta podría ser una de las giras más recordadas del género, no solo por la música, sino también por la organización que la respaldó.
